Vas por la calle y tropiezas con un trozo de suelo que se ha levantado un poco. Caes al suelo.
Tres meses después, vuelves a tropezarte otra vez. Haces como si no pasara nada. Miras hacia delante y continuas. Ya has aprendido a como no caerte.
Cinco meses más tarde vuelves a tropezar, ya has aprendido de la primera vez. Entonces en vez de hacer como que no pasa nada, te tropiezas y te ríes. Así mucho mejor. Muchísimo mejor.