He visto la mirada más bonita del mundo. Ha sido de la forma más inesperada. Estaba cerca de mí, como a un metro. Se ha girado hacia donde estaba yo y ¡Zas! Esos ojos. Oscuros, sin ser negros, con una mirada tierna, cautivadora, intrigante, misterioso, atractiva.
Nos hemos bajado en la misma parada y nuestras miradas se han cruzado. Lo he visto. Me he metido dentro de su mirada y he visto un paraíso con su playa, montaña, un día despejado y un lugar perfecto donde instalarse. La felicidad en aquellos ojos, la sensación de que todo va a ir bien.
Quizás si me lo cruzo dentro de unos meses tendré que decirle “No me conoces pero tu mirada me hizo sentirme mucho mejor”. Llamadle loco, quizás lo esté.